28/7 - Día de la hepatitis - Cómo cuidar la salud hepática

agosto 04, 2024


Para conmemorar el Día Mundial de la Hepatitis, que se celebra el 28 de julio, la Dra. Alejandra Mabel Camino, experta en Biología Molecular y Diabetología de DIM CENTROS DE SALUD, destacó la importancia de cuidar la salud hepática. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que más de 100,000 muertes al año están relacionadas con la hepatitis. 

En las Américas, se reportan aproximadamente 80,000 nuevas infecciones de hepatitis B y C anualmente, muchas de las cuales no son detectadas. Actualmente, 325 millones de personas en el mundo padecen hepatitis B y/o C, y muchas no tienen acceso a pruebas y tratamientos. Algunas hepatitis se pueden prevenir con vacunas. La OMS estima que, mediante vacunación, diagnósticos, tratamientos y educación, se podrían evitar 4.5 millones de muertes prematuras en países de ingresos bajos y medianos para 2030. Su estrategia global busca reducir en un 90% las nuevas infecciones y en un 65% las muertes por hepatitis entre 2016 y 2030.

QUÉ ES LA HEPATITIS?

El hígado es un órgano asiento de enfermedades propias y afectación hepática secundaria a otras enfermedades o al efecto de algunos medicamentos. Es un regulador perfecto de la mayor parte de los niveles químicos de la sangre y excreta un producto llamado bilis, que ayuda a descomponer las grasas y las prepara para su posterior digestión y absorción. Toda la sangre que sale del estómago y de los intestinos atraviesa el hígado. Su funcionamiento correcto es de vital importancia para todo el organismo.

La hepatitis es un término que define un estado inflamatorio del hígado. Esto se produce como respuesta a un mecanismo de daño de las células hepáticas y sus tejidos circundantes. Él o los agentes productores de daño hepático que conllevan a una inflamación pueden ser tóxicos (alcohol, fármacos, solventes, etc.), infecciones virales, infecciones por otros agentes y enfermedades inmunológicas. 

Existen cinco tipos de hepatitis, identificadas con las letras A, B, C, D y E, todas las cuales afectan al hígado pero tienen características distintas:

Hepatitis A (VHA): Se transmite principalmente a través del consumo de agua o alimentos contaminados, aunque también por ciertas prácticas sexuales. Generalmente, provoca una infección leve y las personas se recuperan completamente en pocas semanas. Los síntomas incluyen fiebre, pérdida de apetito, calambres estomacales, ictericia, orina oscura y fatiga. Existe una vacuna con una eficacia cercana al 100%.

Hepatitis B (VHB): Se contagia cuando fluidos corporales de una persona infectada entran en el cuerpo de una persona no infectada. Puede causar cirrosis y cáncer de hígado, pero con detección temprana, la progresión puede prevenirse. La vacuna contra la hepatitis B se incluyó en el calendario de vacunación en 1992, reduciendo significativamente las tasas de contagio.

Hepatitis C (VHC): Comparte formas de contagio con la hepatitis B y puede ser aguda o crónica. No tiene vacuna, pero los tratamientos actuales pueden curar la infección en un 90-100% de los casos, reduciendo las complicaciones como cirrosis y cáncer hepático.

Hepatitis D (VHD): Afecta solo a personas con hepatitis B, ya que necesita este virus para sobrevivir. Se transmite principalmente por sangre y puede agravar la infección por hepatitis B.

Hepatitis E (VHE): Se transmite a través de agua o alimentos contaminados, similar a la hepatitis A, pero no tiene vacuna. La prevención se basa en mantener buenas prácticas higiénicas. No causa enfermedad crónica.


¿CÓMO SE ORIGINA?

“Distintos virus pueden afectar el hígado y conformar enfermedades agudas o crónicas. En el caso de las agudas, si el daño es extenso, pueden afectar severamente la funcionalidad hepática y ponernos en riesgo de vida. El hígado cumple diversas funciones vitales, como detoxificación y síntesis de proteínas fundamentales, entre otras. Los virus también pueden dar lugar a procesos inflamatorios crónicos, que derivan en daño y reparación permanentes, mientras el agente viral no logre ser erradicado de nuestro organismo. Esta circunstancia acarrea desarrollo de cicatrización progresiva denominada fibrosis hepática, con diversos grados progresivos, hasta llegar a la cirrosis”, aseguró la especialista.

ESTADO AGUDO: CÁNCER DE HÍGADO Y UN POSIBLE TRASPLANTE

Adicionalmente, todo este cuadro - además de la disfunción orgánica progresiva - incrementa el riesgo de desarrollo de cáncer hepático. Un concepto muy importante respecto de la fibrosis hepática, aún en la etapa de cirrosis compensada, es notar que puede ser una situación reversible. Es decir, se puede retroceder a estadios menos avanzados con recuperación de su funcionalidad; siempre y cuando se logre eliminar el virus con los fármacos antivirales y la acción de nuestro propio sistema inmune. De hecho, tanto en su curso agudo fulminante como en su curso crónico, las hepatitis virales pueden derivar en la necesidad de un trasplante hepático. 

PREVENCIÓN

“Desde DIM CENTROS DE SALUD proponemos a cada paciente realizar un chequeo anual para poder detectar ésta y otras posibles afecciones, siempre con un acompañamiento idóneo, amable y de máxima calidad médica. Nuestro equipo de medicina preventiva, chequeo anual, infectólogos, hepatólogos y el mejor equipamiento para realizar todo tipo de estudios, siempre están atentos para hacer el mayor esfuerzo para la detección temprana, prevención, vacunación y estudio de la función y condición hepática. Este es el mejor consejo para colaborar en prevenir y controlar estas enfermedades”, finaliza la Dra. Alejandra Camino.


Dra. Alejandra Mabel Camino
Magíster en Biología Molecular, Diabetóloga de DIM Centros de Salud
MP: 333832 / MN: 78034







Por Oficina de Prensa

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